El tiempo
Otro de los factores es cuánto tiempo tardaremos en implantar la aplicación. Seis meses, un año, … Pero sorpresa! A nuestro implantador eso no le importa. Se gana la vida facturando horas, si no es en otra operación, será en la nuestra y cuanto más se alargue, mejor. Lo más divertido del caso es que el consultor o programador que “lidera” la implantación, a menudo hace su trabajo en nuestras oficinas, ocupando un ordenador, una mesa con su correspondiente silla y al que como se te ocurra invitarle a tomar un café o darle un poco de conversación por aquello de ser agradable, te vas a enterar de lo caro que te puede llegar a salir el café y los buenos días del consultor.
A esto hay que añadir que, durante el tiempo de implantación, vamos a estar teniendo que sacar el mismo trabajo, con menos recursos informáticos (no tenemos ni lo viejo ni lo nuevo), con menos tiempo, parte de nuestro personal tendrá que acudir a reuniones e ir probando las novedades de la implantación. Todo eso aderezado con un stress en aumento conforme van pasando los días.